Las terribles consecuencias de la obesidad infantil

La infancia es el momento justo e indicado para forjar buenos hábitos. En el aspecto alimenticio, especialmente, es importante corregir a tiempo ciertos desordenes.
El sobrepeso y la obesidad son, claro está, las grandes y terribles consecuencia de los malos hábitos alimenticios durante la infancia. Esto, además, puede afectar notoriamente la vida adulta de la persona.
Y es que la obesidad, entre otras cosas, es un gran factor de riesgo para los conocedores de la psicología, ya que el niño que lo padece tiene altas probabilidades de crecer con trastornos mentales y emocionales.
En el mundo escolar, el rechazo y las burlas suelen tener como objetivo los niños obesos. Muchas veces, a raíz de esto, los afectados desarrollan trastornos en la adolescencia como bulimia, drogadicción, anorexia y depresión.
Por ello, principalmente, es importante que padres y especialistas actúen a tiempo cuando noten un elevado grado de sobrepeso en el niño.
Consecuencias en la salud
Además de las consecuencias emocionales, físicamente son muchas las enfermedades que se pueden desarrollar a raíz de una mala alimentación en la infancia. La diabetes es, quizás, la más terrible de las patologías que pueden sufrir.
Los niños con obesidad también son altamente propensos a hipertensión arterial y elevados niveles de colesterol, además de muchos contratiempos cardiovasculares.
Los problemas cutáneos, especialmente el acné tradicional, se multiplican en casos de niños con desórdenes alimenticios. La pubertad para ellos podría resultar una etapa dolorosa, de rechazo.
Físicamente, esta clase de niños, a diferencia de la mayoría, tiene dificultades para realizar deportes y otras actividades físicas. La obesidad genera dificultad para respirar y esto se traduce en cansancio.
Otros desórdenes
Entra otros contratiempos que sufren niños con sobrepeso están las alteraciones del sueño y madurez prematura. Son padecimientos que, según estudios, son constantes y repetitivos.
Diferentes dolencias articulares, e incluso parásitos, pueden afectar el sueño de un niño con malos hábitos alimenticios. Esto podría conllevar un pésimo rendimiento académicos y constante pesadez en el día a día.
En el caso de las niñas, las menstruación se les podría adelantar a raíz de desórdenes hormonales.
¡Cuidado con el sedentarismo!
Muchas veces, las personas creen que la obesidad infantil sólo se origina a través de los malos hábitos alimenticios. A pesar que este es el punto de mayor impacto, no es el único.
El sedentarismo, por ejemplo, es otro factor que influye en este tema. En la actualidad, solemos ver niños que, a diferencia de años atrás, suelen hacer pocos deportes y actividades al aire libre. Los parques públicos, por ejemplo, pocas veces están repletos, como ocurría hace unos 20 años atrás.
La tecnología, especialmente los juegos de videos, han influenciado directamente en el aumento del sedentarismo infantil.
La televisión también ha tenido una gran culpa en esto. Y es que diversos estudios reflejan que, en promedio, los niños de países desarrollados pasan dos horas diarias frente a la televisión. Un par de horas diarias, claro está, tampoco es tan preocupante, pero para que surja una media como esta significa que miles de niños que incluso, pasan la mitad de su días frente a una pantalla.
Cadena perversa
En ocasiones, los niños adoptan el sedentarismo y los malos hábitos alimenticios porque sus modelos (sus padres) también sufren estos desordenes.
Un niño con padres obesos, lógicamente, tiene una altísima tasa de probabilidad de sufrir de sobre peso. Y él, a su vez, podría tener hijos con malos hábitos alimenticios. Se trata de una cadena perversa.
La genética también tiene una gran influencia. Niños con problemas tiroideos, por ejemplo, son bastantes problemas a sufrir de sobre peso. En esos casos, la supervisión y asesoría de especialistas es esencial.
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